Quaderns de l'Exili (1943-1947)
Números publicados: 26.
 
Periodicidad: mensual (posteriormente, bimestral).
 
Fechas de publicación: de septiembre de 1943 a marzo-abril de 1947.
 
Dirección: Joan Sales y Lluís Ferran de Pol.
 
Redacción: Colina 10.
 
Impresión: Sicoris, Escuela Militar 7, Coyoacán.
 
Formato: 17'3 x 23 cm, impreso a dos columnas, con dieciseis páginas de texto y dieciseis más de anuncios.

Els Quaderns de l'Exili
Albert Manent
Quaderns de l'Exili, de aparición mensual –pero no siempre puntual–, vio la luz entre septiembre de 1943 y diciembre de 1947, en Coyoacán (México): aparecieron veintiséis números. Se trata, sin duda, de la revista más original y combativa de todas las del exilio. Fraguada en torno a un grupo coherente –Joan Sales, Raimon Galí, Lluís Ferran de Pol, J. M. Ametlla– que iba "en busca de un ideario", partía de una experiencia anterior, Full Català, que era, no obstante, más modesta y subvencionada por un patricio pintoresco, Joan de Linares i Delhom, partidario de un ejército catalán con barretinas y del que había hecho de mentor Josep Carner. Quaderns de l'Exili es una probatura más homogénea y vindicativa. Por otra parte, no se vendía: era enviada, gratuitamente, a cualquier catalán, valenciano o balear que lo pidiera. De una tirada de poco más de mil ejemplares, fue aumentando hasta alcanzar los cuatro mil con el último número, el veintiséis, pequeña apoteosis de Montserrat y de las fiestas de la coronación de la Virgen (1947), que el grupo de Quaderns... adivinó con buen sentido político como el primer acto abierto, multitudinario, de afirmación nacional catalana desde la Guerra Civil. La abundancia de anuncios –no recuerdo tanta cantidad, ni mucho menos, en otras revistas de la emigración– y algún mecenazgo esporádico cubrían los gastos de impresión y al mismo tiempo facilitaban el envío gratuito. Pensemos en este milagro precisamente en el exilio: ¡un servicio de catalanización sin tener que cobrar recibos!

Desde el primer número la revista fijó unos puntos programáticos, bastante claros y rotundos: 1. Los Países Catalanes forman una nación que aspira, como desiderátum, a tener un estado propio. 2. Logrado el ideal, convendría una confederación: occitana, hispánica, románica, europea. 3. Es imprescindible un ejército catalán con medios propios. 4. Se propugna un "régimen de igualdad social y económica". 5. Se combate el intelectualismo: "Ambicionamos un estilo directo, sencillo, digno, subordinado a la obra". 6. El Desastre Nacional (1936-39) tenía que ser el comienzo de una época nueva.

El grupo de Quaderns de l'Exili se afanaba por dar un sentido catalán, si bien crítico, al esfuerzo y el sacrificio de la Guerra Civil. Ensalzaba a los héroes nacionalistas –Jaume Compte, Manuel González i Alba, Andreu Xandri y, por su muerte, Lluís Companys. Trató con sabiduría de técnico temas militares, por medio de dos oficiales superiores cualificados: el coronel Vicenç Guarner y el comandante Enric Pérez i Farràs. Para el grupo, el exilio no era más que un estado muy transitorio, que en lugar de lamentos pedía una actividad de imaginación creadora: de ahí proviene el proyecto de crear una unidad especial de voluntarios catalanes al lado de los aliados, proyecto que no fue aceptado. Por todo ello, entre 1948 y 1950, la mayoría de los promotores de la revista se reintegraron en Cataluña, donde creían que había que continuar la lucha.

Quaderns de l'Exili reivindicó figuras del pasado: Verdaguer, Costa i Llobera, Torras i Bages, Ruyra; sostuvo agrias polémicas con Joan Oliver, Rafael Tasis y Amadeu Hurtado, y manifestó una antipatía insistente hacia los novecentistas, que llamaba "órsidas", y sobre todo hacia Josep Carner.
La redacción de la revista, en Coyoacán: Raimon Galí, Ferran de Pol, Esyll T. Lawrence y Joan Sales.
La revista seguía a fondo la evolución de los núcleos clandestinos de los Països Catalans y publicaba documentos. Las críticas de libros eran las antigacetillas, a veces muy duras e injustas. Acogió en sus hojas a escritores valencianos desconocidos. El aire polémico, incisivo, sin concesiones, de Quaderns de l'Exili le proporcionó una gran resonancia y hay que recordar el noticiario escogido de "Gaseta de l'Exili", las cartas al director, generalmente tan estimulantes. Entre otros colaboradores constantes, encontramos a Enric F. Gual, Abelard Tona i Nadalmai, Jaume-Anton Aiguader i Cortès, J.M. Miquel i Vergés, Jordi Arquer, Felip Melià, Albert Folch i Pi –hermano de Núria Folch, mujer de Joan Sales, también colaboradora–, Vicenç Llorca (així signava Vicenç Riera Llorca), Avel·lí Artís-Gener, Pere Calders, etc. Josep Pijoan, el trotamundos, publicó unos jugosos y anticonvencionales capítulos de unas memorias. También, más esporádicamente, encontramos la firma de August Pi i Sunyer y de Pere Bosch i Gimpera –considerados maestros del grupo–, además de Carles Cardó.

Una de las "víctimas" de los dicterios de Quaderns de l'Exili escribió que la revista "es una de las publicaciones catalanas más sugestivas, desde el punto de vista literario e ideológico, que se han editado fuera de Cataluña" (J. Torrent y R. Tasis, Història de la premsa catalana, vol. II, pág. 647). Y Francesc Cambó en una carta al director aseveraba curiosamente: "Los leo con gusto, por ser la única publicación seria de los exiliados [...]. Antes de nada, es la única revista que dice cosas sensatas de entre todas las demás [...]. Y esas cosas no son delirantes o simplemente estúpidas; después, en medio de afirmaciones con las que no estoy de acuerdo, hay otras, las fundamentales, que yo suscribiría íntegramente. Lo curioso es que casi todo lo que dice parece una resonancia de lo que decía Prat de la Riba" (Quaderns..., nº 26).

Albert Manent. La literatura catalana a l'exili (Barcelona, Curial, 1976)
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